El camino con corazón

“Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos que llevan a ninguna parte*”

La idea de llegar a ningún lado nos parece muy sensata: cuando la llegada es el foco, el camino nos queda fuera de encuadre. Cuando corremos la vista del “a dónde llegar”, empezamos a prestar atención a los pasos que damos, a la forma en que caminamos, nos abrimos a lo que el camino tenga para compartirnos y así, las urgencias que siempre eclipsan a lo importante empiezan a disiparse.

¿Qué es lo importante? se preguntarán.

En nuestro caso lo importante fué reconocer que no importaba a dónde llegar, sino el propósito por el cual recorríamos el camino. Fue un proceso un poco caótico y abrumador que nos unió más como equipo y materializó nuestro propósito.

Decretamos en nuestro manifiesto mantenernos fieles a nuestra forma de sentir y confiar en nuestro instinto. Actuar con buenas intenciones siendo responsables del impacto que genera nuestro paso por el mundo.

Y empezaron a suceder cosas…

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Quizás la más significativa fue sumarnos a la comunidad de Empresas B al obtener su certificación luego de un proceso enriquecedor, que nos confirmaba a cada paso que nuestro instinto estaba en lo correcto: que podemos ser agentes del cambio, de un futuro mejor.

Recorrer nuevos caminos de manera consciente nos llevó a reaprender y a internalizar que las acciones pequeñas también generan impacto, y que entonces, no importa cuán grande o pequeña sea, qué influencia creamos que tiene o qué actividad sea la que desarrollamos, siempre, SIEMPRE se puede hacer algo positivo.

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Nos vimos en la necesidad de medir nuestro impacto ambiental y así fue como decidimos no sólo conocer nuestra huella de carbono, sino compensarla y comprometernos a minimizarla sumándonos al Colectivo Netzero 2030. En este camino nos acompañó la organización Plan 21, quienes primero midieron y luego verificaron la neutralidad de carbono y nos otorgaron el certificado Carbono Cero y nuestros amigos de ReforestArg, que pudieron sembrar más árboles nativos en la patagonia gracias al compromiso de cada persona que trabaja en EGO.

También nos pusimos a trabajar en nuestra oficina, certificada como Oficina Conciente por Ecohouse, registrando procesos de reciclaje de residuos, eficiencia energética y ambiente saludable de trabajo. Creamos un plan de capacitaciones ambientales para los próximos años a fin de tener siempre en agenda el compromiso con el aprendizaje y la difusión.

Nos encontramos con emprendedores de impacto quienes nos terminaron de convencer que teníamos que tener algo para ellos y nació nuestro Programa Emprendimientos con Impacto” para apoyar y potenciar a quienes están cambiando el mundo con sus propuestas.

Decidimos hacer una política de nuestras donaciones creando el “Programa Participativo de Donaciones”, asumiendo el compromiso de efectuar donaciones por al menos el 1% de nuestra facturación bruta anual a través de un proceso transparente en el que toda la comunidad de EGO (nuestro equipo, clientes y partners) proponen y eligen las organizaciones con las cuales trabajar.

lo importante fué reconocer que no importaba a dónde llegar, sino el propósito por el cual recorríamos el camino.

Estamos convencidos y comprometidos en generar un impacto positivo en el mundo que habitamos. Nuestro punto de partida seremos nosotros, haciendo de la Agencia una plataforma del cambio, una prototipo del mundo que queremos construir, con libertad, respeto, conciencia, inclusión y diversidad.

Comenzamos diciendo que “Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos que llevan a ninguna parte...” pero nos faltaba contarles cómo seguía esta reflexión:

“...mira cada camino de cerca y con intención. Luego hazte una pregunta: ¿Tiene corazón este camino? Si tiene corazón, es bueno. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.*”

Este es nuestro camino, en el que encontramos nuestro corazón. Están todos invitados a acompañarnos.

* Fragmento de Viaje a Ixtlán de Carlos Castaneda

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